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Tú lees, yo también

Publicado: 2011-08-11

Aprender a leer y leer para aprender

Recordemos aquellos años en los que veíamos a “los grandes” fijándonos qué hacían, qué decían, cómo actuaban (para luego jugar a imitarlos); con esa curiosidad infantil que nos hacía querer ser como ellos y donde la mejor invitación que nos podían hacer era permitir observarlos y compartir sus momentos. Recordémoslo ahora que somos adultos y somos los observados e imitados. Siguiendo esto, pensemos también que las personas adultas podemos ser un modelo de lectura para los más jóvenes si hacemos de ella un elemento esencial y cotidiano en nuestras vidas.

La familia es el inicio

Aprendemos a leer siendo muy jóvenes y a partir de ese conocimiento, vamos formando a manera de capas sucesivas, nuestra forma de ver el mundo, dialogando con nuestras lecturas y enriqueciéndonos mutuamente.

Pero este proceso de aprendizaje no comienza en la escuela, se inicia en la familia. Y para que suceda, debemos tener en cuenta dos aspectos: los soportes de lectura (todo el material impreso que tengamos en casa como libros, diarios, revistas, papel y lápiz, etc.) y los eventos, es decir, los espacios que le damos a la lectura en nuestros día a día y que remarcan su importancia. Ambos aspectos son complementarios pues no basta con proveer los soportes, es necesario además, propiciar los eventos.

El hogar debe convertirse en un espacio privilegiado para el desarrollo del placer de la lectura, relacionando el contacto personal con el libro. En un ambiente donde el libro forme parte del ambiente familiar: en la sala, al lado de la cama, en fin, en las repisas de cualquier habitación.

La idea es motivar

Como su nombre lo indica, la motivación es lo que nos mueve a hacer las cosas. Es por tanto, el punto de partida de cualquier aprendizaje y aprender a leer es la clave para afrontar con éxito toda la etapa escolar (y más adelante, profesional). Es por esta razón que es muy importante que la etapa de iniciación a la lectura sea una experiencia positiva, alegre y placentera. Asociar el aprendizaje con el agrado es un factor central para que el niño se transforme en un estudiante interesado en aprender y la mejor forma de hacerlo sentirse competente y capaz mientras aprende.

La calidez afectiva de leer en familia

El afecto incondicional de los padres a sus hijos, conforma la estabilidad y la confianza necesarias para su desarrollo y en este clima, la familia debe funcionar como un equipo en el que todos colaboran en el aprendizaje de los otros. Y la lectura puede ayudar a constituir un maravilloso espacio de vinculación entre padres e hijos en un proceso paciente, continuo y comprometido de formación de lectores competentes. A continuación detallo algunas ideas a manera de recomendaciones:

El interés es la guía

¿Conoce usted los intereses de sus hijos?, ¿sabe qué temas le apasionan? Pues tome esa información como punto de partida para elegir los textos que pondrá a disposición de sus hijos e hijas.

Por ejemplo, es probable que los niños se sientan más atraídos por los temas de ciencia ficción y las niñas, por los de fantasía; esto no significa caer en estereotipos, sino más bien personalizar la elección. Recuerde que si el texto se adecua al lector, con seguridad atraerá su atención; además, es importante dejar que los chicos expresen cuándo quieren leer a fin de contribuir a disminuir las posibles resistencias.

Considerar la edad del lector

Es muy importante que la selección de los libros esté en relación con la edad. Los versos, las canciones, los dibujos con letras grandes son atractivos para los más pequeños y son perfectas para el aprendizaje lúdico del idioma; los cuentos, las fábulas, las aventuras serán las preferidas después. Podemos optar por textos “clásicos” (Mujercitas, Juan Salvador Gaviota, Tom Sawyer) o por los que surjan en determinado momento (Harry Potter) sin embargo, resaltaremos que los formatos pueden variar, un libro de biografías, de inventos, de preguntas y respuestas o de un tema específico (como los dinosaurios) pueden ser perfectos compañeros para los chicos.

Un rincón para la lectura

Formar una biblioteca familiar no suele ser un tema pendiente dentro de nuestras prioridades económicas y es cierto, los libros son caros (aunque gastemos más en un día de cine); pero existen opciones: ferias de libros viejos, ediciones populares, entre otros. Lo importante es poner al alcance los chicos material atractivo que incentive y desarrolle su autonomía por la lectura, sea en una habitación, un estante o una caja.

Lo que usted hace hoy por y con sus hijos (sobrinos, nietos, etc.) ellos lo recordarán siempre; más que palabras, conservarán momentos; lea con ellos y regáleles momentos gratos que los acompañarán toda la vida.

Publicado originalmente en PerúEduca


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