#ElPerúQueQueremos

Las redes sociales y la escritura formal

Publicado: 2011-08-11

Las lenguas se hacen a cada instante en cada uno de sus hablantes.

“El Internet ha acabado con la gramática, ha liquidado la gramática. De modo que se vive una especie de barbarie sintáctica (…) Si escribes así, es que hablas así; si hablas así, es que piensas así, y si piensas así, es que piensas como un mono. Y eso me parece preocupante.”

A propósito de estas declaraciones que hiciera hace unos días nuestro compatriota Mario Vargas Llosa, actual Premio Nobel de Literatura, y ante las diversas reacciones que ha despertado; veamos algunas consideraciones al respecto de la dinámica de las lenguas y del español en particular.

Un origen vulgar

El latín, lengua oficial del imperio romano, tuvo dos claras manifestaciones: el latín culto, de los sabios y letrados, y el latín vulgar que avanzaba a zancadas por todo el vasto imperio en las bocas del pueblo. Ya por el siglo III el gramático Probo reclamaba a las masas: “se dice tábula no tabla”, “se dice áuris no oricla”. Y es claro que hoy preferimos decir “tabla”, aunque también tengamos “tabular”, y “oreja” está más cercana a la forma vulgar, aunque también tengamos “aurícula”.

Lógicamente, ni Probo ni nadie pudo contener esa “degeneración” de la lengua que con el devenir del tiempo formaría las lenguas romances, y entre ellas, al español.

La lengua de Cervantes

He leído diversas opiniones en estos días, en muchas de ellas se clama el respeto a la “lengua de Cervantes” sin quizás haber notado (1) que el español cervantino no es precisamente el español actual de Latinoamérica: “Non fuyades, cobardes…”, (2) que Cervantes buscaba exaltar principios éticos y no lingüísticos, aunque lo haya hecho magníficamente, (3) que muchos vocablos presentes en su obra, hoy la Real Academia cataloga como “en desuso”. Cabe la pregunta: ¿Cervantes mostraría espanto al ver lo que le “hemos hecho” al español estos últimos siglos?

TQM

La simplificación de los mensajes escritos no se inició, como muchos creen, con las redes sociales sino con los mensajes de texto entre celulares, que en un inicio limitaban el espacio a 80 o 120 caracteres (hoy en Twitter disponemos de 140) y tenían un teclado bastante incómodo. Los cambios que se han ido dando son más morfológicos que sintácticos: se suprimen muchas vocales, se recurre a las siglas, se crean “emoticones” y se intercambian consonantes priorizando lo fonético “importa cómo se lee”. El resultado es algo así como “Stoy en kmino, sperame. TQM =)”. Sin embargo, la simplificación obligada no es una novedad, recordemos la comunicación a través de telegramas (que nos enseñaban a “redactar” en la escuela) donde escribíamos “Viajo lunes. Espérame estación.” O la taquigrafía (también presente en las escuelas) incomprensible para la gran mayoría.

¿Momento de bifurcación?

Hoy estamos frente a un nuevo formato de escritura, con un nuevo proceso de construcción cada vez más corto, en el que debemos expresar una idea completa, con sentido total y ahorro de tiempo y espacio.

No creo que este sea un escenario apocalíptico del idioma, sino simplemente un momento en el que se bifurcan las formas de expresión. Con seguridad seguirán existiendo los formatos que conservan la rigurosidad del idioma como el ensayo, la crónica, el reportaje, etc. y de la misma forma que la imprenta no acabó con la escritura ni la radio con la lectura; las redes sociales no serán el final de la escritura formal.

Sin embargo estas “formas” deben mantenerse cada una en el ámbito en que se desarrollan y son útiles, si los adultos podemos enviar un SMS utilizando un mensaje abreviado y al mismo tiempo continuar usando el lenguaje formal con nuestros estudiantes, enseñémosles también a ellos a distinguir y respetar cada contexto y a hacerlo con solvencia.

Para terminar

La postura de Vargas Llosa es completamente comprensible, siendo él un maestro del idioma, sus formas, giros, posibilidades. No hace referencia al español específicamente, estos cambios se están dando en todos los idiomas (especialmente en el inglés el cambio es muy drástico: “4U”), efectivamente escribir-hablar-pensar son planos de un mismo espectro y cada uno es reflejo de los otros dos. Y el término “mono” no debe ser interpretado literalmente sino con la connotación de involución o retroceso que significa para él este tipo de discurso.

Este no es el único cambio que viene operando el idioma, el spanglish ha ganado terreno en muchos países y cada día vamos adoptando como propias muchas palabras provenientes del ámbito tecnológico y las usamos sin sorprendernos, incluso las que tienen un equivalente en nuestro idioma (además decimos /cidi/ y no /cede/ para referirnos al CD).

Finalmente, las lenguas viven y se hacen a cada instante en cada uno de sus hablantes y por tanto no vivamos alarmados por sus cambios, ni pretendamos detener lo incontenible sino ayudemos a nuestros estudiantes a hablar, leer y escribir diferenciando los roles que cumplen y cumplirán en la sociedad.


Escrito por


Publicado en

Educar en Red

Un espacio para inmigrantes digitales